sábado, 28 de abril de 2012

Para la UCV


Madre que con tus clases diste luces a los padres de esta patria;
Madre que tantas veces venciste las sombras que devoraban la riqueza de este suelo;
Madre que de la oscuridad haces luz en medio de la penumbra;
Madre que nos das todo solo por el amor y la fe que nos tienes.

Madre que eres el presente y que encarnas el futuro;
Madre que resiste como llama suave y densa de la esperanza;
Madre que nos enseñas con tu tristeza lo sencillo de la alegría;
Madre que con tu voz nos guías por el camino de la verdad.

Madre que nos sirves como refugio a aquellos que creemos en la libertad;
Madre que nos haces vencer el yugo de la ignorancia y el olvido;
Madre que con tus pasos guías nuestras ideas cual pastor de nubes;
Madre que nos invitas a cultivar el alma en la búsqueda eterna de la verdad.

Madre que un día diste a luz a tanta belleza;
Hija que hoy te maltrata y te colma de tristeza;
Madre que hoy suplicas a quienes tanto diste y que hoy te niegan;
Lo que te corresponde para que sigas viviendo con tu inagotable grandeza.

No te rindas nunca madre porque cuando llegue ese día,
Habré muerto yo a tu lado por defenderte;
Luchando y creyendo siempre,
Que vale la pena vivir por el recuerdo de las sombras vencidas,
Y por el deseo de derrumbar a las que quedan por vencer.

Para la Universidad Central de Venezuela

Rafael Ernesto Labrador Rivero.

Caracas, abril 2012