Para la UCV
Madre que
con tus clases diste luces a los padres de esta patria;
Madre que
tantas veces venciste las sombras que devoraban la riqueza de este suelo;
Madre que de
la oscuridad haces luz en medio de la penumbra;
Madre que nos
das todo solo por el amor y la fe que nos tienes.
Madre que
eres el presente y que encarnas el futuro;
Madre que
resiste como llama suave y densa de la esperanza;
Madre que
nos enseñas con tu tristeza lo sencillo de la alegría;
Madre que
con tu voz nos guías por el camino de la verdad.
Madre que
nos sirves como refugio a aquellos que creemos en la libertad;
Madre que
nos haces vencer el yugo de la ignorancia y el olvido;
Madre que
con tus pasos guías nuestras ideas cual pastor de nubes;
Madre que
nos invitas a cultivar el alma en la búsqueda eterna de la verdad.
Madre que un
día diste a luz a tanta belleza;
Hija que hoy
te maltrata y te colma de tristeza;
Madre que
hoy suplicas a quienes tanto diste y que hoy te niegan;
Lo que te
corresponde para que sigas viviendo con tu inagotable grandeza.
No te rindas
nunca madre porque cuando llegue ese día,
Habré muerto
yo a tu lado por defenderte;
Luchando y
creyendo siempre,
Que vale la
pena vivir por el recuerdo de las sombras vencidas,
Y por el
deseo de derrumbar a las que quedan por vencer.
Para la Universidad Central de Venezuela
Rafael
Ernesto Labrador Rivero.
Caracas,
abril 2012