lunes, 1 de mayo de 2017

¿Qué significa la "constituyente" de Maduro para la República? Reflexiones de Hobbes, Caldera y Olavarría en un bar de la Galaxia



“Así es como muere la democracia en medio de un estruendo de aplausos” Senadora Leia Organa

Cuando el canciller Sheev Palpatine solicitó al Senado Galáctico poderes plenipotenciarios, en "Star Wars Episode Three: The Revenge of The Sith", todo el control militar de las tropas de la República fue transferido al Emperador bajo la promesa de que así se lograría finalizar la Guerra de los Clones.
Efectivamente la guerra finalizó, y entonces, el ejército de clones no regresó a las manos de la República, sentando las bases para su abolición y la creación del infame Imperio Galáctico.

¿Qué es una República y para qué sirve?

República, del latín “res puvlica” que significa “cosa pública” o “cuestión común”, es una forma de organizar el Estado y concentrar el poder, en principio, para ponerlo al servicio de los ciudadanos. Desde su acepción más simple, la República es esencialmente democrática, en tanto su mayor preocupación son los asuntos del pueblo.  Por ello la democracia es el mejor vehículo para fundir la alianza entre el origen, el ejecutor y el beneficiario del poder. La forma en que el poder se organiza y se administra dentro de la República ha sido el centro de un extenso debate, desde la Atenas antigua hasta el presente, en el cual se han expuesto las ideas que hoy dan forma al Estado moderno: Rousseau, Montesquieu, Madisson, entre otros han sido partícipes de ese debate.

Por eso es que en democracia la legitimidad (de la República) reside y emana del pueblo, el cual se expresa a través del voto.

La materialización de la utilidad de la República es también objeto de discusión. Allende su principio fundamental de servir al pueblo, los medios para alcanzar tal objetivo son el centro del debate político en el mundo libre. La cuestión es esa. No si las Repúblicas son buenas o no, o si deben servir al pueblo o no, la pregunta es cómo.

Esta forma de Estado también brinda el beneficio de servir como entorno propicio para el Mercado, como figura distributiva de la riqueza social. En sus ensayos sobre el derecho natural (iusnaturalis) el filósofo Thomas Hobbes acertaba que solo bajo un mínimo de condiciones de paz podían aparecer las instituciones sociales del mercado, el cual bien sea de paso, es el mejor instrumento para procurar el bienestar colectivo.

República, pueblo y mercado parecieran, entonces, estar hermanados.

Estas formas de Estado no son espontáneas. Las Repúblicas modernas son el fruto de un prolongado proceso de aprendizaje, el cual, a partir del conflicto entre las clases sociales por su inconformidad con otras formas de gobierno, dio lugar a esta particular forma de distribuir el poder que ha servido hasta ahora para proveer de una importante combinación de bienestar, justicia y estabilidad a la humanidad.

Pero mantener a las Repúblicas es costoso.

El 4 de febrero de 1992 el expresidente Rafael Caldera pronunció un discurso ante el antiguo Congreso de la República para referirse a los acontecimientos del Golpe de Estado dirigido por Hugo Chávez.

Link:

En él, Caldera menciona que ciertamente el Golpe significaba una lesión a las instituciones democráticas y el orden constitucional, pero que dadas las condiciones materiales que entonces atravesaba la sociedad, poco sentido tenía defender a la República en tanto esta no era capaz de satisfacer las mínimas necesidades del pueblo. Como si la República estuviese desconociendo el mandato para el cual fue constituida.

En 1998 Chávez es electo presidente de la República que el mismo había lesionado 6 años atrás. A partir de entonces, el militar hizo uso de los mecanismos democráticos para solicitarle al pueblo una mayor suma de poder, utilizando la equivalencia comunicacional entre líder y seguidores para justificar la conducción absoluta de Estado, y así, sepultar a la democracia en medio de un estruendo de aplausos.

La propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente de Maduro supone una fractura definitiva del Estado republicano, pues salta sobre sus bases democráticas al proponer un esquema turbio para la elección de los asambleístas, y porque con ello, persigue el propósito de prolongar la estadía de su clase en el poder y no el bienestar del pueblo.

El chavismo utilizó a la democracia como medio para construirle su propia tumba. Hicieron elecciones mientras estas le fueron útiles a su proyecto. Ahora que ya no le son útiles, la desconocen y menosprecian con estructuras paralelas.

En los esquemas que rigen al chavismo, supuestos principios de una izquierda trasnochada y retrógrada que aún no se adapta a la nueva realidad del capitalismo mundial, el objetivo es hacer la revolución a través de la vanguardia del partido, aunque eso pueda significar, en algún momento, un detrimento del bienestar social.

Y todo esto es posible gracias a la anuencia de las Fuerzas Armadas.

Si la legitimidad emana del pueblo, la efectividad del poder reside en el monopolio de la violencia que esta detenta, y valga decir, que siempre puede haber monopolio de la violencia sin República.
Eso se llama dictadura.

Cuando el Canciller Palpatine dio la “Order 66” con la cual eliminó al consejo Jedi y a la mayoría de los integrantes de la Orden, lo hizo gracias a una “codificación” que los clones llevaban en sus genes, la cual, había sido introducida en secreto por los caminoanos.

El Chavismo tiene 18 años haciendo esa “codificación”.

El 5 de julio de 1999 Jorge Olavarría dio un discurso ante el Congreso de la República para referirse a las maneras del novel presidente Chávez. En él, señaló que este confundía la legitimidad que le confería ser electo por el pueblo con el poder absoluto del pueblo; él creía que eran la misma cosa, y que él, en sí mismo, era el propio pueblo.

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Así fue como Chávez comenzó a desatar los demonios del militarismo. Usando a la democracia levantó el control que los civiles habían construido alrededor de los militares, para que ahora, 19 años después, estemos otra vez a la espera de lo que estos digan para dirimir el futuro de la República. Justo como estábamos hace un siglo.

Maduro quiere terminar de liberar el cepo, de poner fin al control que los civiles tenemos sobre los militares para hacer que la República esté a nuestro servicio, justo como hizo Sheev Palpatine con la República Galáctica. Bueno, al menos este lo hizo con un ejército de clones, incapaces de razonar por si mismos…


Ojalá este no sea el caso. Si no, ya sabemos que le pasó a la Galaxia.

viernes, 21 de abril de 2017

En solidaridad con José Guerra.



"Lo que el maestro es, es más importante que lo que enseña"  Karl Menninger 

Dos de las cosas que más me sorprendieron de él cuando le conocí fueron su dicción y los ejemplos que utilizaba para explicarse. Hablaba muy rápido, y a veces era hasta difícil comprender lo que decía porque su pronunciación era muy particular. Sabía que era oriental, eso explicaba bien por qué hablaba así. Para entonces yo tenía una novia cumanesa y tenía afinado el oído para el acento de la gente de aquellos lares, lo cual me ayudó bastante en clases. Lo otro eran sus ejemplos. Cuando yo entré a la universidad, hace cinco años, lo hice imaginándome que había puesto un pie en el Olimpo, en un lugar glorioso, aristotélico, casi místico, donde todo eran tecnicismos y palabras complicadas, típicas de la soberbia académica. Pero este señor explicaba la ley de la demanda hablando de leche infantil y viajes en peñero. Y así con todo. Cuando nos tocaba hablar de la racionalidad de los consumidores, entonces las situaciones hipotéticas eran en un cafetín o una venta de pescado; o como cuando nos enseñó sobre los activos financieros, que nos dijo que los activos líquidos servían para financiar consumo rápidamente, y que el problema con los profesores universitarios era que tenían muchos activos intangibles pero pocos líquidos, a lo que nos mostró su billetera con un billete de 2 bolívares dentro. 

Ya con eso no se compraba nada. 

Yo sabía quien era desde ver la primera clase de "Introducción a la Economía I" en el primer semestre. Lo pasaban con frecuencia en la radio y la televisión y para un adolescente la idea de ver clases con alguien así es muy emocionante. Por lo menos para mí lo era. Yo quería ser el mejor de la clase, entonces me puse a leer el periódico todos los días, especialmente la sección de economía del "Tal Cual" donde él tenía una columna. Me interesé mucho por los temas de actualidad, y empecé a hacerle muchas preguntas sobre cosas que nada tenían que ver con la clase y que seguramente nadie entendía, porque solo llevábamos dos semanas de clases. Yo era ese estudiante intenso y fastidioso. 

Esa materia fue mi primera buena nota de la carrera. En sus clases, siempre nos hacía énfasis en que los buenos estudiantes de economía debían tener actitud, actitud de economista, y que un buen economista era un tipo aplicado, responsable, pero fundamentalmente: humano. Recuerdo que en una clase nos dijo que el error de muchos profesionales es pensar que quienes pagan las medidas de ajuste son números y no personas, como si no hubiesen rostros detrás de esas familias que sufren. 

Con el tiempo llegué a conocerlo mejor. Supe que era oriundo de Río Caribe, un pueblito más allá de Carúpano, en el Estado Sucre, al oriente del oriente, de orígenes doblemente humildes: uno por lo económico y otro por lo buena gente del oriental.

Después yo avancé en la carrera, y tuve la oportunidad de colaborar con él como asistente académico. Luego entré al Club de Macroecomía y allí hicimos varias denuncias a la entonces nobel política de Nelson Merentes de esconder las cifras económicas que el Banco Central producía, y produce, para la nación. Fue así como entendí que ser un buen estudiante es mucho más que sacar buenas notas, más aún si se es ucvista, es necesario levantarse contra lo vil, contra lo injusto, alzando la voz de protesta parado firme en las bases del conocimiento.

Cuando nos fuimos a la calle a exigir un presupuesto justo para nuestra universidad, uno de los pocos que nos acompañó fue él. Ahí fue donde me enteré que era un veterano en esto de las luchas sociales. Siempre nos apoyó en nuestras iniciativas, y nos instó a no tenerle miedo al gobierno, porque como decía Roosevelt, a lo que hay que tenerle miedo.. es al miedo mismo. 

Ya estoy en mi último semestre de carrera. En lo que espabila un mono, como nos dijo una vez, llegamos al fin de esta primera parte del camino. 

Hoy los esbirros del régimen de Maduro lo persiguen por hacer lo que nos enseñó: defender la justicia con las armas del conocimiento. El aquelarre que hoy tiene secuestrada a la República pretende imputarle delitos terribles, en retaliación a las innumerables denuncias que ha hecho sobre el manejo ladino e irresponsable que han hecho de las arcas nacionales, usando como arma el conocimiento... la única arma que esgrimimos los hombres justos. 

Todos los que lo conocemos sabemos que todas estas injurias son falsas y que lo que buscan es silenciar una voz que por años ha denunciado la ineptitud y la injusticia, precisamente, porque hoy son esos ineptos e injustos quienes le causan el mayor sufrimiento a los conciudadanos más necesitados. 

Pero es tarde ya para silenciar esa consigna, hay varias generaciones de profesionales que nos hemos formado con ella y nos encargaremos de hacer que perdure y se respete, a pesar de la infamia que hoy nos oprima. 

Yo soy un estudiante más, pero allá afuera hay cientos más que pensamos igual y estamos agradecidos por la formación que recibimos y nos solidarizamos contigo en esta hora. 


Gracias por tanto Guerra,

Seguimos en la lucha.