lunes, 19 de julio de 2010

¿Qué estás esperando?

14 de julio 2010, 11:43min de la mañana. Momento en que me encontraba viendo los “Cazadores de mitos” en Discovery Chanel y me fascinó la manera en que ese par de hombres poseían un conocimiento y manejo de la ciencia teórica tan extenso e impresionante, y como utilizaban sus aptitudes científicas para comprobar audaz, cómica y hasta estúpidamente la veracidad de mitos y leyendas urbanas. Se me hizo evidente que ni Adam Savage ni Jaime Heinemman eran ratones de laboratorio y que por el contrario, eran personas “normales” que le sacaban gran provecho a sus conocimientos.

Entonces recordé que todo aquello era posible a través del conocimiento. Conocimiento adquirido formal o didácticamente, grupal o solitariamente, ocupacional o vocacionalmente; no importa conocimiento al fin. Sucesivamente me dije ¿Y si uno quisiera saber también de eso, podría hacerlo? - ¡por supuesto idiota! Y luego, así como uno de esos bombillitos que se prenden en las cabezas de los muñecos, recordé que a 6 pasos de mi cama había una biblioteca llena, repleta. . congestionada: de libros, y en esos libros estaba lo que empíricamente buscaba: conocimiento. Fue como un repentino anuncio de la realidad mostrándome una verdad que conocía, pero permanecía oculta por la ceguera de mi desinterés de mi ignorancia.

Créanlo o no, acto sucesivo a ese busqué el libro de mi padre “Química general 1” del Premio Nobel Dr. Linus Pauling y me puse a leer, porque antes de ello supe preguntarme ¿Para que sirve la química? Supuse que allí encontraría alguna respuesta. Ya eran las 12:36min del mediodía, ya iban a servir el almuerzo pero aun así le di más importancia a saber como calcular la masa de la energía liberada por una explosión atómica que a mi hambre. Y si, yo (ahora) se como calcular eso y créanlo o no, es extremadamente sencillo. Desde ese día a esa hora en aquel lugar (mi sala) comencé a leer, y a leer, y a leer de todo aquello que ignoraba y que aun ignoro. Consiente siempre de que lo que aprendía no lo hacía por obligación, imposición o compromiso lo hacía porque quería, porque quería saberlo. Cito ahora una frase de uno de los Aldeanos: “Y si de tus dudas al conocimiento hay una línea recta, y si dentro de ti están todas las respuestas, si no hay cosas ocultas tras las puertas, la pregunta es si te has hecho la pregunta correcta?” Yo empecé por preguntarme algo.


Ahora bien, el otro día estaba en el carro con mi papá hablando de política, y después de los alimentos de “Pudreval” y el aumento de precio de los perrocalientes llegamos a la conclusión de que estábamos fregados. Sin embargo mi padre se mostró muy optimista con respecto a las elecciones del 26 de sep. Como una fecha para dar un gran paso a la liberación. Yo, en contraparte, dije que era una utopía pensar que quien está encasquillado en el poder fuese a renunciar a él de una manera tan cívica y coherente, y mucho menos cuando conocemos al personaje. Acto seguido llego a la casa y no hay agua, anuncian los siempre oportunos de Globovisión que han dado ordenes de profanar la tumba del Libertador.

Me llené de ira al enterarme, pues ahora (más que antes) siento un gran respeto y una fuerte admiración por la figura y el legado del aquel caraqueño de 1.47m que liberó a medio continente y que evidentemente no se merece ese traro. Como si fuese algún chiste de mal gusto o una retórica bien usada, me pregunté ¿hasta que punto se podía caer? Y si el mal camino ¿en algún lugar terminaba? – Mucho y no. Fueron las respuestas, ambas irónicamente obvias y crudamente reales. Pensé en el 26 de sep. Y me dije ¿es eso lo que estás esperando? ¿es la fecha de sentencia de una inminente derrota lo que estás esperando? ¿!es eso!? – no, esa no puede ser la respuesta. Supe entonces que no sabía ¿Qué estaba esperando? . . . para hacer algo.

Así como no sabía que estaba esperando para absorber de una vez los conocimientos amplios e infinitos que me sacarán algún día de la ignorancia, no sabía esta vez que estaba esperando para hartarme ya de aceptar y soportar tanto infortunio y tanto abuso. No supe tampoco ¿Qué estaba esperando para cambiar lo que me molesta? Y me escalofrió la idea de que: estaba esperando a que no tuviese tiempo para hacerlo. Me acordé de unos panaderos argentinos que trancaron la avenida más ancha del mundo (Av. 5 de julio – Bs.As.) para protestar que les habían regulado el precio de las canillas aun cuando su trabajo les alcanzaba apenas para no morirse de hambre.

Me pregunté ¿Cuándo es que aquí la gente armará un peo porque no hay azúcar? ¿Cuándo es que aquí la gente dejará de hablar paja del país y se pondrá a hacer algo útil por él? ¿Cuándo es que la gente empezará a apoyar a su deporte patrio? ¿Cuándo es que la gente va a dejar de aceptar que lo jodan de gratis? ¿Cuándo es que la gente se va a cansar del hampa, de los matraquearos y de tanto imbécil que anda por ahí suelto? Yo me cansé de todo eso hace rato, y decidí dejar de soportar instruyéndome y labrándome HOY un futuro para que el mañana no me agarre fuera de base. Yo me dejé de perder el tiempo por que aprendí, que como un reloj no da marcha a tras. Yo me dejé de todo eso . . ahora tú.

¿Qué estás esperando?

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