domingo, 1 de agosto de 2010

Yo soy si estoy bien orgulloso de se venezolano.


Esto va dedicado a todos los que solo asocian a Venezuela con cosas negativas y dejan de mirar el lado positivo de nuestra patria.
Todo el que ha tenido la posibilidad de salir alguna vez del país sabe lo que digo; todo el que vive o ha estado en el país sabe a lo que me refiero; todo el que sea sensato y sincero comprende el motivo de las siguientes líneas.


Cada vez que uno se pone a hablar de la actualidad del país o del gentilicio venezolano como tal, termina recogiendo solo malas impresiones, quejas, molestias, improperios y desgano de la gente para con Venezuela y los venezolanos. Cada vez que uno se encuentra en otro país y menciona el nombre de la patria de la que venimos solo encuentra preguntas insidiosas e incisivas sobre Chávez o si ¿Cómo se siente vivir en una dictadura? Cada vez que uno menciona el gentilicio que llevamos en la cédula solo se encuentra con miradas y sentimientos negativos, que te tratan y te miran como algún preso político o refugiado en Gaza. Hoy me acosté en la cama con ese sentimiento y con un incontenible grito de revancha me levanté a escribir esto porque así, así no pretendía dormir.


Eso de que siempre le estén recordando y recalcando a uno las cosas malas y negativas no es correcto, ni es justo. Y no es porque uno sea mediocre ni “hipersensible” como para no aceptar que existen dentro de lo nuestro cosas que no están funcionando y deben ser cambiadas, no es por eso. Es porque no se vale que un puñado de imperfecciones opaquen completamente tanta luz que brilla en todos los objetos de admiración que ha dado esta patria, y que mucho menos es justo y permisible que nosotros mismos, los venezolanos ignoremos todo eso. Una vez mi papá me dijo que la gente estaba acostumbrada a solo recordar y darle importancia a lo malo, y que se tenía la pésima costumbre de creer que 100 – 1 era igual a 0. Es obvio que mi papá ha estado en lo cierto y que 100 – 1 no da 0 , da 99.


Estoy harto de que cuando se piense en Venezuela se piense en petróleo sucio y un tirano con verruga y boina roja ¡Basta! ¿Por qué cuando un extranjero me pregunta que soy y le digo venezolano, no piensa en Miguel Cabrera el mejor impulsor de carreras de la liga Americana? O ¿por qué cuando digo que nací en Venezuela nadie se acuerda del maestro Andrés Bello que amoldó toda la gramática a nuestras características para que la pudiésemos usar con esa facilidad que la usan para desdeñarnos? ¿Por qué cuando se refieren a Venezuela no lo asocian con Jhony Cecotto, 2 veces campeón mundial de Moto GP? ¿O con Alfonzo Carrasquel, primer latino en un juego de estrellas? ¿O con Simón Bolívar, el único que tuvo guáramo para libertar a América de los españoles? ¿Y es que acaso no es también venezolano el gran Jacinto Convit, inventor del tratamiento contra varios tipos de cáncer? ¿Es que ya nadie recuerda a Juan Pablo Pérez Alfonzo, fundador de la OPEP, o a Alfredo Sadel uno de los más grandes tenores que ha dado el continente? O ¿acaso fue borrado de la historia “el morocho” Hernández, tricampeón mundial de boxeo? Y ¿Qué opinión les merece el Dr. Fernández Morán? Inventor del bisturí de diamante que le salvó la vida a tantos que se morían porque no había como hacer una operación de corazón abierto, o facilito el trabajo a tantos científicos que no hallaban como picar a la mitad una célula. Ah! ¿Qué pasó con todos ellos?! ¿Dónde están sus memorias? Es que acaso los logros de estos personajes y tantos otros ya no pesan porque un imbécil se dedicó a mancharnos la bandera! Señores, la bandera podrá estar sucia, pero no acabada.


Pues yo si me acuerdo de todo aquello y si lo llevo presente al evocar sus nombres. ¡Yo si estoy orgulloso del país del que vengo, de su historia, de sus costumbres, de sus arepas, cachapas y toda la verga que comemos aquí! Yo si alzo la voz cuando me quieren venir a tildar de comunista por venir de Venezuela. Yo si abrazo a un paisano si lo consigo en el rincón más lejano del planeta. Yo si lloro cuando escucho el himno mientras que con respeto se iza la bandera, a mi si se me salieron las lágrimas cuando en Egipto sonaron el “Gloria al bravo pueblo”.
Con todos nuestros problemas, defectos, escándalos, incoherencias y demás. Con nuestras 8,7,6 estrellas las que sean. Con nuestro mono, nuestra PDVSA, nuestras costas y montañas . . . con todo eso. ¡YO SI ESTOY BIEN ORGUYOSO DE SER VENEZOLANO!

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