El trabajo que se presenta a continuación no
supone explicar exactamente el conflicto que atraviesa Venezuela ni mucho menos
vaticinar el porvenir, es simplemente un ejercicio mental que a mi juicio puede
resultar interesante.
Teorización
Económica del Conflicto Venezolano
Voy a
comenzar por asumir que la confrontación que se presenta hoy en Venezuela entre
los estudiantes que protestan legítima y
pacíficamente contra la injusticia, y el
gobierno que nos oprime y amedrenta brutalmente es comparable y teorizable a
través de una figura económica: el productor monopolista, o el monopolio
bilateral.
Económicamente
hablando, un monopolio productivo es
una situación de mercado – entiéndase por mercado el espacio teórico donde se
encuentran oferentes y demandantes – donde solo existe una unidad de producción
– o empresa – que ofrece un determinado bien que no tiene sustitutivos cercanos (Krugman, Wells,
2007). Los monopolios surgen fundamentalmente por dos razones: las barreras a la entrada/salida de la
industria. A su vez, estas barreras pueden ser de dos naturalezas: de
naturaleza económica (economías de escala, rent-seeking
behavior) o de naturaleza legal, típicamente regulaciones especiales que
crean esa condición de mercado (concesiones, permisos especiales, ley de
hidrocarburos etc…).
Voy a asumir que los estudiantes que estamos
hoy en las calles de toda la Nación tratando de imponer nuestros cuerpos y
voces contra el mal gobierno, la represión y la usurpación del estado de
derecho conformamos una situación de monopolio
de acción social por cuánto hoy representamos el factor de la población
descontenta e inconforme que se manifiesta con más fuerza y se enfrenta
pacífica pero directamente a los organismos de represión e intimidación
gubernamentales y para-gubernamentales. El factor de explotación exclusiva que
nos confiere esta cualidad monopolística hoy es: la ausencia de miedo. No
tenemos miedo a seguir peleando por nuestros derechos y el de nuestros
compañeros porque el costo de oportunidad
que nos supone abandonarlos ahora es el goce de la libertad y las oportunidades
que ella significa de aquí hasta el día de nuestra muerte; es decir, se nos
hace demasiado caro dejar que nos arranquen el país hoy pues no queremos vivir
en un futuro oprimido e ideologizado. Desgraciadamente también afrontamos unas
inmensas barreras a la salida de nuestra lucha. Las pérdidas lamentables de
nuestros compañeros a manos del vandalismo y la anarquía, además de la detención
injusta de otros estudiantes que están siendo torturados y tratados como
delincuentes, son un peso moral demasiado grande como para permitirnos dormir
en paz sabiendo la suerte que ellos corrieron, o mejor dicho, el despotismo les
hizo correr. Pero del mismo modo estos hechos lamentables que nos mantienen en
lucha son los mismos que dificultan que otros se unan a nuestra movilización.
El miedo que muchos sentimos de salir a la calle a manifestarnos son barreras a la entrada que intentan
aislarnos en nuestra causa. Esa es la estrategia del Gobierno, la intimidación,
el escarnio y la persecución como mecanismos para evitar que el resto de la
sociedad civil que también está inconforme con el tren de vida que se le ha
impuesto se vuelque a las calles a exigir que se respeten sus derechos. Del
otro lado se encuentra el gobierno, que por razones evidentes e incluso consagradas
en la constitución dispone del monopolio formal del uso de la fuerza y de las
armas regulares (policías y fuerza armada), y si consideramos al chavismo como
un polo unitario es necesario adherir los colectivos y bandas de choque al
servicio de la revolución que actúan
en función del mismo fin avieso: la represión e intimidación del pueblo
descontento en manifiesto.
El Conflicto
Una vez definidos
ambos elementos como monopolios, supongamos un mercado donde los estudiantes demandan
justicia de forma unilateral y el gobierno la oferta pero a un precio “r”
expresado en términos represión. Esto es, el gobierno otorga justicia “qo”
en términos de estudiantes liberados que los manifestantes deben pagar a un precio “ro” definido en
unidades de represión (r). Dada la convicción y el compromiso de los
estudiantes asumiremos que su función de demanda es infinitamente inelástica.
Del lado de los costos solo
consideraremos los relativos al oferente (chavismo) y tomaremos como único
costo la desaprobación y rechazo a la
gestión de gobierno por parte del chavismo al uso abusivo de la fuerza, el
cual denotaremos (w). Esta presunción está montada sobre el hecho de que existe
una cantidad importante de ciudadanos en principio afectos al oficialismo pero
que se encuentran descontentos por las repercusiones de la crisis económica y
que perciben como un mal - en el sentido
económico2 – al uso desmedido de la fuerza para acallar
manifestaciones, pues a pesar de su parecer político mantienen valores morales,
y el gobierno está consciente de ello. Hay también un supuesto intrínseco
asociado a la oferta de liberación de
estudiantes y es que estamos asumiendo que la represión entra dentro de la
función de utilidad del gobierno. Esto tiene su sostén en que reprimiendo se
crean más barreras a la entrada para que menos personas de la sociedad civil se
sumen a las manifestaciones, lo cual se traduce como un aplacamiento de la inestabilidad que la protesta significa
para el gobierno reportándole así utilidad. Pero por otro lado, esta represión
(r) también depende de (w) por el rechazo que esta genera en sectores no
despreciables de la parcialidad chavista antes comentada. De otra cuenta,
también estamos suponiendo que el fin único de las protestas es la libertad de
los jóvenes detenidos y además de la ausencia de externalidades en las
funciones de utilidad de ambos
agentes. De esta forma, la función de beneficio del gobierno vendría dada por
la expresión:
Π = R(r) –
w(r)*q
Siendo w el
costo por estudiante liberado, R(r) el ingreso percibido por cada unidad de represión suministrada; w(r) el costo político por reprimir; y q los estudiantes
liberados
Si los
manifestantes emplean su poder de monopolio para elegir el número de
estudiantes a ser liberados, digamos q0 = q (es decir, la totalidad
de los estudiantes recluidos), el gobierno a partir de su función de demanda de
paralización de protestas determinará el grado de represión (r) que empleará
puesto que, no puede fijar ambos parámetros (represión y cantidad de puestos en
libertad) al mismo tiempo – otro supuesto adicional - . Si el gobierno asume
este parámetro q como dado, reprimirá las manifestaciones hasta que dπ/dr = 0,
esto es, hasta que el beneficio por reprimir manifestaciones se anule:
dπ/dr = R’(r)
– w’(r)*q = 0
R’(r) = w’(r)*q
Es decir, el
gobierno va a reprimir hasta que el efecto coercitivo por unidad adicional de
represión sea igual al costo político de reprimir una protesta más por todas las
anteriormente oprimidas para cada estudiante liberado. Este punto se halla
donde la pendiente de la iso-beneficio
del gobierno se anula.
Siendo el parámetro “q0”
igual a la totalidad de los estudiantes detenidos, esto es, la oferta completa
del mercado, y la condición necesaria de maximización de beneficio gubernamental
dπ/dr = 0, el gobierno atacará las protestas hasta un punto tal que la
represión de una protesta más signifique su función de beneficios se vuelva
negativa, es decir, que la opinión adversa del chavista inconforme pese más que
la “rendición” de los manifestantes.
Aun cuando el precio (r) para ese nivel es el más alto posible (ver gráfico
1.1.), no tiene por qué serlo tanto si asumimos que el costo por reprimir (w)
exhibe rendimientos crecientes a escala mientras que el acto coercitivo se
desarrolla de forma decreciente a escala. Este supuesto no debe resultar
exagerado sabiendo que hay un efecto acumulativo de los abusos previos sobre
cada enfrentamiento adicional y que, por el lado de la efectividad de la
represión, como habíamos comentado al principio a pesar de las barreras a la
entrada el “monopolio” de la lucha
contra la opresión se nutre constantemente de nuevos elementos de la sociedad
lo cual eleva su capacidad de resistencia y disminuye la efectividad del
gobierno. Aunado a esto, cabe mencionarse que en la medida en que pasa el
tiempo los manifestantes se organizan y se adaptan a las maniobras represivas,
haciendo que la función de disminución de protestas también
dependa del tiempo, en correlación negativa [dm = f(r;t) y dm’(t) < 0] (ver
gráfico 2.1) pero nunca igual a cero, debido a que suponemos que las
contenciones a la protesta siempre tendrán un efecto positivo (en el sentido de su aplacamiento).
Gráfico 1.1
Gráfico 2.1
Lo que se viene
Nótese que
la curva de oferta de represión tiene forma convexa y pendiente crecientemente
positiva. Esta cualidad viene dada por los ya comentados rendimientos marginales decrecientes de la función de represión y los
costos crecientes a escala [w’’(r) > 0]. Dada esta cualidad, es de esperarse
que para los próximos días, de continuarse las protestas la represión sobre
ellas sea cada vez mayor y que la tasa de reintegro para los estudiantes en
términos de compañeros liberados menor, esto es: [(dq/dr)’ < 0] (Ver gráfico
1.2); políticamente este fenómeno es sustentable en el hecho de que librar
detenidos significa para el Gobierno perder
cuotas de poder en cuánto se separa de sus elementos de coacción, esto es,
ceder a las demandas estudiantiles es interpretado por los funcionarios como “dejarse doblegar por su adversario político”.
Es notable, que tanto en esta teorización económica como en el análisis político
la conducta del chavismo resulta sencillamente infame. De manera tal que el
accionar del Movimiento Estudiantil debería de estar orientado a prolongar en
el tiempo la protesta – aún en sacrificio de su intensidad (suponiendo que
existe un trade-off entre ambas –
para así tomar ventaja de los rendimientos decrecientes del efecto represivo
con respecto al tiempo. También pudimos ver que para que este fenómeno se diera
era necesario que el grupo de manifestantes se nutriese constantemente de más
sectores de la sociedad, así como su nivel de organización se incremente para
contrarrestar la recarga ofensiva de la represión que se viene en los próximos
días. El día 15/02 un grupo de supuestos infiltrados causaron destrozos en la
vigilia de los estudiantes en Altamira, lo cual es altamente negativo para la
imagen y subsecuente efectividad de las acciones de calle; este tipo de
inconvenientes se subsanan a través de la organización y coordinación política de la cual necesita un
movimiento para ser viable, es aquí donde deben jugar su papel los políticos,
principalmente aquellos que propiciaron que estas circunstancias se dieran,
para que los esfuerzos no se pierdan a manos del desorden.
Gráfico 1.2
Reflexión final
Toda esta
teorización económica del conflicto que se presenta en nuestro país no apunta a
hacer una descripción exacta – y ni siquiera totalmente válida – de lo que
sucede y mucho menos una predicción de lo que puede suceder. Más bien, este
trabajo conforma un ejercicio mental para refrescar conocimientos en medio de
tanta tensión, la cual resulta adversa para el estudio corriente. En últimas
instancias, el llamado al movimiento estudiantil y a la sociedad civil es a
mantenerse firme en la lucha por las reivindicaciones y la justicia que ha sido
progresivamente secuestrada por el Gobierno de Nicolás Maduro, que ha resultado
ser de una naturaleza más violatoria que la de Chávez – aun cuando muchos
pensaban que no podía ser peor – incurriendo en prácticas que se creían
extintas en el país como las desapariciones, los bloqueos informativos y el
psicoterror. La hora de Venezuela parece obscurecerse cada vez más, pero la
sabiduría popular enuncia – y no sin razón – que cuando la noche es más negra
es porque está más cerca la mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario